Cuanto más nos acercamos a nuestro ser espiritual, más nos acercamos al cuerpo.
Cuanto más nos acercamos a nuestros sueños, deseos y proyectos, más nos acercamos al cuerpo.
Cuanto más conscientes estamos de la vida que queremos crear y de los cambios y transformaciones que implica, más nos acercamos al cuerpo.
Porque en nuestro cuerpo habitan nuestras respuestas, la guía de lo que resuena con nosotros y lo que no. En nuestro cuerpo habitamos nosotros, la parte más sabia, la que sabe, no por haber leído, razonado o interpretado, sino la que sabe porque sí, por ser dueña de sí, por ser la propia voz que habla, por haber vivido. La que dice “para mi es así, esta es mi verdad”.
El cuerpo nos avisa cuando algo nos daña, cuando algo nos saca energía, nos dice lo que necesitamos y lo que no. Y es claro al hacerlo, con dolores, sensaciones o enfermando. ¿Cuántas veces llega una gripe para obligarnos a descansar, o una tensión interna al entrar en contacto con una situación que nos da miedo?
El cuerpo habla con la voz del cuerpo, sus herramientas comunicativas son nuestros huesos, músculos y órganos. ¡Es fascinante observarlo! Tan enorme es su inteligencia que nos habla a través de lo que cada uno puede escuchar, para algunos será dolores de cabeza, para otros problemas digestivos, para otros problemas en la piel y así. Y también nos dice lo que vibra espectacular con nuestros deseos, lo que se siente fluido, lo que nos da alegría. Y en esos tiempos nos sentimos vitales y energizados.
Siento que la mayor dificultad radica en que nos acostumbramos a pensar que la información que viene del cuerpo no es tan veraz. Que no es tan así, que no importa tanto, que podemos callarla y seguir por donde “habría” que seguir, como si hubiera que educar a esa voz, adaptarla o corregirla.
Crecimos así, negando, disimulando y postergando al cuerpo, tanto, que a veces nos cuesta mucho percibir lo que nos dice. De repente, un mal humor era sueño, un agotamiento era una pésima alimentación o una falta de aire era muchísimo estrés.
Es importante aclarar que difícilmente esto sea blanco o negro, siempre estamos dando vueltas en distintas tonalidades de grises, creciendo en un área, con más dificultades en otra, moviendo la balanza entre semanas de buen descanso y buena alimentación y semanas de muchos eventos donde “tiramos la chancleta”. No se trata de rigidizarse, ni de estar 30 minutos haciendo un paneo del cuerpo para cada decisión, se trata de darle al cuerpo validez. La propuesta es sumarla a la “mesa de decisiones”, su voz es tan importante como las otras que ya escuchamos, y evidentemente más sabia y certera. Y sobre todo, ¡poderosa! La voz del cuerpo nos va avisando si nuestro cuerpo nos va a acompañar o no, y sin cuerpo presente, no hay nada que podamos hacer.
Y acá llega el cuerpo en movimiento. Movernos nos pone en contacto, es como un chat entre mi cuerpo y yo. “¿En qué andás? ¿Cómo te vas sintiendo? ¿Qué te tiene preocupado? ¿Qué te gustó esta semana? ¡Mirá ese lunar!.. ¡qué trabado este hombro!” y así podríamos seguir un rato largo.
Movernos es como alimentar las articulaciones y los músculos, como darles oxígeno, darles espacio, tiempo y atención. Es una forma de entrenar esa escucha, de transformar el hábito de negación a aceptación y reconocimiento. Y entonces usar esa guía, como si pudiéramos reconocer por dónde seguir tomando nuestro estado corporal como GPS.
En el modo en que caminamos hay información sobre nuestra historia, en la postura, en la movilidad de los huesos, en las partes que nos duelen, en las que tenemos limitación y en las que tenemos facilidad. Nuestro cuerpo es un mapa precioso de nuestro ser, y descifrarlo es parte de nuestro regalo. Entender esto nos ayuda a ver lo únicos que somos.
Nada más maravilloso que el cuerpo en movimiento para reconocernos más, para tener más claridad de quién soy y cómo estoy.
La técnica dependerá de cada ser, danza, yoga, artes marciales, o lo que te guste. Lo importante es regalarnos ese espacio con nosotros.
Esa conexión única repleta de información. Ese tiempo de auto valor y auto cuidado y sobre todo de amorosidad para con nosotros mismos.
Ceci Fatta
Creadora y Directora de Munay Centro de Arte, Facilitadora de Ensueño Dirigido y Reikista.