El Reiki va ganando credibilidad en los círculos de medicina alopática (occidental), y gracias a Dios, las técnicas de sanación a través de la energía finalmente están obteniendo al menos un modesto reconocimiento por parte de los escépticos.
Si nunca has experimentado esta terapia sutil pero profunda, hacelo urgente, no te vas a arrepentir!
Años después de comenzar a practicar esta modalidad de curación japonesa, todavía me cuesta explicar cómo funciona.
No es realmente como un masaje (es posible que no sientas nada). Tampoco es como tomar una pastilla (muy bien podrías salir del consultorio con los mismos dolores que tenías cuando llegaste).
Además de eso, los beneficios que ofrece el Reiki podrían no tener nada que ver con las razones por las que lo buscaste en primer lugar.
La pregunta obvia aquí es: ¿por qué molestarse? Deberías molestarte porque siempre hay algo que causa lo que creés que querés arreglar. El Reiki aborda esa cosa detrás de la cosa; su punto de origen energético (si se quiere), frente a su presentación física. Y funciona ya sea que tengas o no un poco de conciencia sobre ese origen energético. (De hecho, no tenés que creer nada para que funcione, no depende de tu opinión o de tu fe porque es solo energía, como todos lo somos).
Imaginemos que está buscando curar migrañas crónicas. Utilizo mis manos para canalizar la energía universal de Reiki a tu cabeza, momento en el cual la energía puede eludir ese dolor local e ir directamente al trauma de la infancia que todavía se revuelve en, por ejemplo, la séptima capa de tu aura, solidificándose en ese dolor de cabeza. En lugar de aliviar el dolor físico, la energía de Reiki cambia la energía de ese trauma, desenredando su poder y eliminando su carga. Como resultado, vas a sentirte más feliz, abierto y libre, y luego comenzarás a sentir menos dolor cabeza.
Básicamente, el Reiki va primero a los lugares más profundos, más oscuros y más secretos. Lo que significa que podés sentir que nada está sucediendo … pero está funcionando. Y cuantas más sesiones recibas, más se desarrollará la energía de la fuerza vital, expulsando las toxicidades energéticas no deseadas a nivel físico, mental, emocional y espiritual.
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Adaptado de esta publicación